El agua que desaparece: Cómo detectar
fugas invisibles en las tuberías
La manera en que transportamos fluidos a los
hogares suele ser mediante tuberías, una infraestructura tan común que rara
vez pensamos en ella, hasta que algo falla. Esta elección se debe
principalmente a que es la opción más económica y eficiente para mover
agua u otros líquidos a través de largas distancias. Sin embargo, esta
aparente simplicidad no está exenta de problemas.
Figura 1: Población estimada sin acceso al agua potable en el mundo. Imagen
obtenida en (ONU – Hábitat,2025).
Uno de los inconvenientes más frecuentes es la
ocurrencia de fugas, especialmente en tuberías que están fuera de la vista:
bajo tierra, ocultas tras muros o ubicadas en zonas de difícil acceso. Estas
pérdidas pasan desapercibidas durante semanas o incluso meses, provocando
efectos más serios de lo que uno imagina.
Y es justo ahí donde surge una pregunta muy válida: ¿Qué efectos tiene una fuga en las tuberías de mi casa, o incluso en los sistemas de distribución de agua de toda una ciudad? ¿Se trata únicamente de una molestia que impacta el recibo mensual, o hay algo más?.
Desde una perspectiva económica, las fugas
representan no solo una pérdida de recurso valioso, sino también una carga
significativa en mantenimiento, facturación y sostenibilidad. Entonces… ¿vale
realmente la pena detectarlas y repararlas? La respuesta corta es, sí.
La larga implica conocer cómo, cuándo y por qué. Este blog busca dar luz
sobre estos temas, explorando tanto las consecuencias ocultas de una fuga
como las herramientas actuales que permiten su identificación precisa.
Además, te daremos a conocer qué métodos existen para detectar y localizar
fugas en tuberías, desde enfoques tradicionales hasta soluciones
tecnológicas avanzadas. Porque sí, incluso las fugas tienen su ciencia,
aunque parezcan simples como se ilustra en la figura 2.
Figura 2: Imagen creada con Gencraft.
Comenzamos entonces hablando de las pérdidas
monetarias y de dimensionar el verdadero impacto económico de las fugas de
agua. Según la ONU-Hábitat, el costo global asociado a fugas asciende a
unos 141 mil millones de dólares anuales. Sí, leíste bien: mil
millones con “b”. Se trata de un número tan elevado que es difícil de
imaginar... por eso, te ayudamos: es el equivalente al costo de más de 330
aviones Boeing 747 totalmente equipados y listos para despegar (Terreros, B.,2024).
Ahora aterrizamos en México, donde el panorama no es precisamente
alentador. De acuerdo con el Sistema de Información Nacional del Agua (SINA),
aproximadamente el 50% del agua que se pierde en el país se debe
directamente a fugas en los sistemas de captación y distribución. Esto
quiere decir que la mitad del recurso hídrico que tanto cuesta transportar,
almacenar y tratar se esfuma antes de llegar al consumidor final. Un
verdadero lujo que no podemos permitirnos. Ciudades como el Valle de México
enfrentan este problema de forma crítica, con niveles de desperdicio que
rozan lo escandaloso: casi la mitad del agua se pierde antes de ser usada (ONU – Hábitat,2025). Y no, no es magia. Es infraestructura envejecida, falta de
mantenimiento, y a veces, simple descuido. Entonces, si alguna vez te
preguntaste si vale la pena preocuparse por una “pequeña” fuga, la
respuesta es que sí… porque esa gota que cae sin parar está conectada a un
sistema entero que gotea millones. Los datos anteriores nos ayudan a
dimensionar la problemática, pero como se podrán imaginar, el impacto de las
fugas no termina con las pérdidas económicas o el despilfarro de agua.
Estos dos aspectos son apenas la punta del iceberg.
Uno de los efectos menos considerados —pero
igual de alarmantes— es la posibilidad de que el agua transportada se
contamine. A primera vista puede parecer poco intuitivo: si una tubería tiene
una fuga, uno imaginaría que solo escapa agua limpia. Pero la física tiene
sus matices. Cuando la presión dentro de la tubería disminuye lo
suficiente, se puede dar un fenómeno conocido como entrada inversa o
infiltración. Por ejemplo, cuando los bomberos abren un hidrante cercano a una
fuga, la presión puede bajar tanto que el flujo se invierta brevemente, permitiendo
que contaminantes externos ingresen al sistema de agua potable (EurekAlert!,2015).
Esto no es una teoría lejana. En Finlandia, durante
los años 2016 y 2018, se detectaron dos brotes de enfermedades vinculados a
daños en tuberías de distribución de agua. El agente más prevalente fue el sapovirus,
pero también se identificaron otros patógenos como el adenovirus, dientamoeba
fragilis, norovirus y astrovirus, entre otros (Kauppinen, A., et al.,2019). Una fuga, en ese contexto, no es solo un
desperfecto: es una puerta abierta a posibles crisis de salud pública.
Figura 3: El agua contaminada puede ser la causa de brotes de enfermedades. Imagen obtenida en (Equipo editorial,2021).
Además
del ámbito de la salud, las fugas también pueden desatar consecuencias devastadoras
en la infraestructura de nuestras comunidades. Cuando el agua se infiltra
en el subsuelo, puede reactivar o inducir la formación de sumideros (Sancho, C.,2025) Estos pueden evolucionar hasta convertirse en socavones y, en
el peor de los casos, provocar derrumbes estructurales en viviendas o
calles (Toledo, P.,2024, Ramos, J. L., 2024, Editor
Datanoticias,2019).
Figura 4: Socavón en Estados Unidos. Imagen obtenida en (Sancho, C.,2025)
Ya hemos planteado los múltiples problemas que
ocasionan las fugas de agua, así que es hora de enfocarnos en algo más
optimista: los métodos disponibles para detectarlas y localizarlas. Si
bien este blog se centra en tuberías que transportan agua, varios de estos
métodos también se aplican a otros fluidos, como gas o hidrocarburos. Existen
diversos esquemas de clasificación para estas técnicas, pero aquí las
organizaremos en tres grandes grupos: métodos internos, métodos
externos y métodos visuales (Korlapati, N. V. S.,2022) En algunas clasificaciones, los visuales se
consideran una subcategoría de los métodos externos (Zhang, J., & Twomey, M.,2018).
Los métodos externos operan sobre principios
no algorítmicos de detección física. Un ejemplo clásico son los métodos
acústicos, que se basan en que una fuga produce un sonido continuo.
Estos sonidos pueden ser detectados por sensores acoplados directamente a la
tubería, como se ilustra en la figura 5, o bien mediante herramientas
portátiles utilizadas por cuadrillas especializadas o por dispositivos
conocidos como “pigs” o raspadores inteligentes durante una inspección
interna.
Figura 5: Detección de fugas utilizando sensores acústicos y gas trazador.
Imagen obtenida en (Shepard, J.,2023)
En algunos casos, para mejorar la eficacia de estos
métodos, se introduce un gas trazador en el sistema. En la Figura 5 se
muestra una representación de este método (Shepard, J.,2023). Su principal desventaja es el ruido externo del entorno urbano, que
puede provocar falsos positivos o la omisión de fugas reales. Otra
tecnología avanzada y en creciente uso es el cable de fibra óptica,
instalado junto al ducto. Este puede funcionar bajo tres principios: detección
de temperatura distribuida, detección acústica distribuida y detección química.
Entre sus desventajas destaca que el cable debe estar instalado a lo largo
de todo el ducto, lo cual resulta inviable cuando este ya está en
operación. Además, el tiempo de respuesta para la detección precisa es corto, y
la tasa de falsas alarmas suele ser elevada debido a factores como el ruido
ambiente, la temperatura del fluido y las condiciones climáticas
externas (Zhang, J., & Twomey, M.,2018).
Si el lector quiere aventurarse a buscar una fuga
en su hogar o su colonia, este tipo de herramientas podrían ser ideales. Aunque
no reemplazan al profesional, pueden convertirte por un momento en un Sherlock
Holmes del subsuelo.
Por su parte, los métodos visuales
comprenden técnicas más tradicionales, aunque no menos efectivas, que incluyen
el uso de cuadrillas humanas, animales entrenados, drones y cámaras
especializadas. Estos métodos se basan en detectar signos visibles o
perceptibles de una fuga, como vegetación inusualmente crecida o marchita,
charcos anormales, manchas de humedad, olores, o incluso sonidos que alertan
sobre la salida del fluido (Zhang, J., & Twomey, M.,2018).
Figura 6: Inspección de tuberías utilizando una cámara infrarroja. Imagen
obtenida en (HYDROSAFE,2025)
En el caso de los drones y cámaras, se
emplean imágenes infrarrojas como la que se ilustra en la figura 6, útil para
detectar cambios de temperatura en la superficie del terreno o la
presencia de vapores originados por el fluido que se escapa. Esta tecnología ha
permitido ampliar el rango de inspección sin poner en riesgo al personal y con
mayor velocidad de respuesta.
Por otro lado, los métodos internos utilizan
información recolectada desde dentro de la tubería mediante sensores que miden
parámetros como presión, temperatura, viscosidad, densidad y flujo. Estos datos
permiten realizar detecciones más precisas y en tiempo real (Zhang, J., & Twomey, M.,2018)
Uno de los enfoques más intuitivos es el del balance
de volumen, que compara el flujo de entrada y salida. En la figura 7 se
ilustra el concepto donde se identifican dos medidores y la manera de medir la
fuga. Si la diferencia supera un umbral determinado, se deduce la presencia
de una fuga. Sin embargo, esta técnica depende de una correcta calibración de
los sensores y puede ser sensible al ruido de medición, lo que puede ocultar
pequeñas fugas o generar falsas alarmas. Cabe señalar que este método solo permite
detectar, pero no localizar la fuga.
Figura 7: Balance volumétrico. Imagen creada con Canva.
En una categoría más avanzada se encuentran los modelos
transitorios en tiempo real (RTTM), capaces de detectar incluso fugas
pequeñas de hasta el 1% del flujo bajo condiciones controladas (Zhang, J., & Twomey, M.,2018) Estos modelos simulan el comportamiento
hidráulico del sistema en tiempo real, considerando múltiples parámetros del
ducto, como el material, espesor, rugosidad, entre otros. Aunque requieren
mayor complejidad computacional y un conocimiento detallado del sistema,
permiten localizar con alta precisión el punto de fuga en cuestión de
minutos.
En la figura 8 se ilustra el comportamiento del
flujo y presión en los extremos de una tubería durante la ocurrencia de
múltiples fugas. Para localizar y detectar fugas, esta información es utilizada
con técnicas con diferentes enfoques como el filtro de Kalman, modelos
compensados de balance de volumen, análisis de desviación y observadores
basados en modos deslizantes (Zhang, J., & Twomey, M.,2018,
Delgado-Aguiñaga, J. A., 2016, Carvajal-Rubio, J. E.,2015). La ventaja es que, dependiendo del diseño, pueden
detectar, localizar o hacer ambas cosas simultáneamente.
Figura 8: Medición de flujo y presión en los extremos de una tubería que
transporta agua durante la ocurrencia de varias fugas. Imagen obtenida en (Delgado-Aguiñaga, J. A.,2016)
Finalmente, otro método sofisticado es el de la onda
de presión negativa, basada en el fenómeno conocido como golpe de ariete
(Ilustración de la figura 9). Cuando una fuga ocurre o se cambia
rápidamente la velocidad del flujo, se genera una onda que viaja a lo largo de
la tubería desde el punto de origen. Midiendo el tiempo que esta onda tarda en
llegar a los sensores, y conociendo su velocidad, se puede estimar con gran
precisión la ubicación de la fuga.
Este método puede detectar fugas de hasta 0.01%
del flujo nominal y localizarlas en un rango de aproximadamente 20
metros. No obstante, su principal desventaja es que si la onda no es
registrada en el momento en que ocurre, ya no puede recuperarse, y además la
señal se debilita a medida que se propaga, limitando la distancia entre
sensores.
Figura 9: Onda de presión negativa generada al ocurrir una fuga. Imagen
obtenida en (Morris, E. A. 2015)
Reflexión Final: Haciendo visible lo invisible
Aunque a simple vista podríamos pensar que una fuga
es apenas un pequeño chorro de agua perdida, hemos explorado cómo una sola
fuga puede tener consecuencias que escalan rápidamente, desde brotes
infecciosos hasta colapsos urbanos.
Esto plantea una necesidad urgente: el diseño de
políticas públicas enfocadas en el mantenimiento preventivo, la inversión
tecnológica y la concientización ciudadana. Los municipios y gobiernos
deben dejar de ver el agua como un recurso inagotable y tratar la
infraestructura hídrica como lo que es: un sistema vital que debe ser
protegido con la misma seriedad que se protege una red eléctrica o un sistema
de transporte.
Del lado de la ciudadanía, debemos pasar de la
indiferencia a la participación: reportar fugas, cuidar el uso del agua y
exigir mejoras en la infraestructura. Porque al final del día, lo que no
vemos, también se paga. Y muchas veces, con intereses.
Autores
Dr. José Eduardo Carvajal Rubio • jose.carvajal@ciateq.mx
Dra. Elsa María de la Calleja Mora • elsa.delacalleja@ciateq.mx
Referencias bibliográficas
- Carvajal-Rubio, J. E., Begovich, O., & Sánchez-Torres, J. D. (2015,
octubre). Real-time leak detection and
isolation in plastic pipelines with equivalent control based observers. En 12th
International Conference on Electrical Engineering, Computing Science and
Automatic Control (CCE) (pp. 1–6). IEEE.
- Delgado-Aguiñaga, J. A., Besancon, G., Begovich, O.,
& Carvajal, J. E. (2016). Multi-leak diagnosis in pipelines based on Extended Kalman Filter. Control Engineering Practice, 49, 139–148.
- Editor Datanoticias. (2019, 16 de diciembre). Una fuga de agua puede causar que un socavón destruya tu casa. Datanoticias. Recuperado de https://datanoticias.com/2019/12/16/una-fuga-de-agua-puede-causar-que-un-socavon-destruya-tu-casa
- EurekAlert! (2015, 7 de junio). Leaky pipes can allow contaminants into our drinking water. Recuperado de https://www.eurekalert.org/news-releases/498353
- HYDROSAFE. (2025, 24 de febrero). Detección de posibles fugas y/o humedades. Recuperado de https://www.hydrosafe.com.mx/services/deteccion-de-posibles-fugas-y-o-humedades
- Kauppinen, A., Pitkänen, T., Al-Hello, H., Maunula, L.,
Hokajärvi, A. M., Rimhanen-Finne, R., & Miettinen, I. T. (2019). Two drinking water outbreaks caused by wastewater
intrusion including sapovirus in Finland. International Journal of
Environmental Research and Public Health, 16(22), 4376.
- Korlapati, N. V. S., Khan, F., Noor, Q., Mirza, S., & Vaddiraju, S. (2022). Review and analysis of pipeline leak detection methods. Journal of Pipeline Science and Engineering, 2(4), 100074.
- Morris, E. A. (2015, 9 de febrero). Tips for leak detection in water systems. WasteWater Digest. Recuperado de https://www.wwdmag.com/collection-systems/article/10931542/tips-for-leak-detection-in-water-systems
- ONU-Hábitat. (2025, 11 de junio). Comprender las dimensiones del problema del agua. Recuperado de https://www.onu-habitat.org/index.php/comprender-las-dimensiones-del-problema-del-agua
- Ramos, J. L. (2024, 8 de agosto). ¡No son las lluvias! Fugas causaron 800 socavones entre 2018 y 2024 en CDMX. Reporte Índigo. Recuperado de https://www.reporteindigo.com/cdmx/no-son-las-lluvias-fugas-causaron-800-socavones-entre-2018-y-2024-en-cdmx
- Sancho, C. (2025). Socavón: qué es, por qué se producen, cuáles son sus características y riesgos. Detektia. Recuperado de https://www.detektia.com/socavon-riesgos-prevencion
- Shepard, J. (2023, 17 de octubre). What’s an acoustic leak detector? Sensor Tips. Recuperado de https://www.sensortips.com/featured/whats-an-acoustic-leak-detector-faq
- Terreros, B. (2024, 21 de febrero), “¿Cuánto cuesta un avión Boeing? Esto es lo que pagará el gobierno por una aeronave de Mexicana”. Infobae. Recuperado de www.infobae.com/mexico/2024/02/17/cuanto-cuesta-un-avion-boeing-esto-es-lo-que-pagara-el-gobierno-a-boeing-por-una-aeronave-de-mexicana/#:~:text=%2D%20Boeing%20747:%20419%20millones%20de,767:%20293%20millones%20de%20d%C3%B3lares el 11 de Junio del 2025.
- Toledo, P. (2024, 25 de julio). Fallas en tuberías del Siapa generan 10 socavones en menos de un mes. UDGTV. Recuperado de https://www.udgtv.com/noticias/fallas-en-tuberias-del-siapa-generan-10-socavones
- Zhang, J., & Twomey, M. (2018). Introducción a la detección de fugas en ductos (2ª ed.). Createspace Independent Publishing Platform.
Comentarios
Publicar un comentario